sábado, 10 de diciembre de 2011

Teo Mesa "Apuntes en bitácora" 7.000 millones de seres humanos

        
      Ya hemos alcanzado la exacta cifra de 7.000 millones de seres humanos que poblamos el planeta. Cuantioso y alarmante  número que ha alcanzado este record poblacional, desde principios del mes de noviembre de este año. La Tierra ha sumado progresivamente la demografía: 5.000 millones en 1978; en los doce años siguientes, ha aumentado a 6.000 millones, en 1999. Y ahora lo hace con este preocupante guarismo, que auguro será un número nefasto, para tantos millones de seres que habitamos en este planeta, para el devenir de sus vidas. Y al presente dígito habrá que añadirle las previsiones hechas por los demógrafos, anunciando la futura población de la Tierra, que en el 2050 alcanzará la redonda y alarmante cantidad de 9.000 millones. La cual también asumirá peores y nefastas consecuencias para un planeta cada vez más esquilmado, con falta de recursos matéricos y energéticos, por la acción incontrolada del hombre.  
El ‘Creced y multiplicaos, y llenad la Tierra’ como una de las prédicas de la religión cristiana en el Génesis, lo hemos cumplido con el mejor de los provechos. O, a lo peor haya sido, la primaria necesidad fisiológica del sexo en pareja, tener familias y un absoluto descontrol de la natalidad. Esta presente y futura desproporción en la abundante población humana, será para los recursos que ofrece la Tierra, solucionable de inmediato, y en próximos futuros, según los estudios agroalimentarios de la FAO (Organización para la Alimentación y Agricultura, de la ONU), con los alimentos suficientes para dar de comer a tantísimo gentío en el mundo, siendo el objetivo y proyecto más urgente y prioritario: la alimentación. Otro nefando caso, es que también hayan, 1.000 millones de gentes que pasan hambre de muerte en el planeta, debido a las guerras tribales, sequías y viles explotaciones, por aquellos malandrines que tienen el poder económico y las armas en sus manos, que temeraria y brutalmente, sin la menor humanidad, se sirven con la codicia de la irracionalidad más bárbara, aunque a ellos le sobren alimentos en abundancia desmedida.     
                Somos 7.000 millones las bocas las que hay que nutrir. Es una necesidad imperiosa y primordial. Máxime, cuando de esos millones, no todos han nacido con la suficiente capacidad intelectual, ni en una sociedad avanzada y organizada, que les atienda y apoye en su formación y oportunidades laborales. Muchos millones de malhadados, necesitarán de la solidaridad de la otra mitad de la población mundial –y por cada Estado, independientemente—, más favorecidas y acomodada en sus naciones y en sus vidas. Por ello, se tendrá que elegir, de forma inexcusable, por una decidida y decisiva política que tenga en cuenta a la gran mayoría poblacional, menos favorecida. Que sea regida la sociedad por una organización política más social, más igualitaria en las oportunidades, más comprensiva, samaritana y comprometida con los padecimientos y carencias de todos. Especialmente con los desarraigados. Que por millones existen y habrán muchos más. Se tendrá que rehuir de las políticas del neoliberalismo, galopante y de moda en todo el mundo, en estos momentos de tanta depresión económica. El mismo que se predica con olímpica usura en EE UU; por el Tory inglés, la derecha berlusconiana, el partido Popular español y en otros países europeos.
                Dichos millones de seres de las futuras generaciones, se enfrentarán a los deterioros, arrasados de los ecosistemas, ruinas ecológicas, calentamiento del planeta por CO2 y variados empobrecimientos, a los que hemos sometido al sufrido planeta. El quebranto medioambiental ha hecho que padezcamos las perniciosas consecuencias de las catástrofes naturales, carencias alimentarias de peces (por sobreexplotación, acidez de las aguas marinas y contaminación); pérdida de especies animales por daños a los ecosistemas; sequías, desertizaciones, carencias de aguas potables, cambio climático y sus negativas consecuencias para todos los seres vivos, habiendo huido de sus zonas de origen, 20 millones de personas, en 2008, por las nefastas consecuencias medioambientales.
                                La desproporción del crecimiento poblacional, y que existirán próximamente, para los recursos que tenemos, deberá tomar drásticas medidas en la mesura y control de la natalidad futura. Será la misma, o similar, a la que ha tenido, muy acertadamente, la superpoblada China, limitando a un hijo por pareja (a pesar de las mofas y críticas peyorativas de los países occidentales, que lo entendían como una imposición más del país comunista). Otros como India, han esterilizado a un 20% de sus parideras mujeres. Tendrá que haber más educación para el control natal. Y así será de forma inexorable, en una resolución definitiva de las próximas generaciones ante tanta demografía. Alimentar a millones de seres, añadiéndose la vivienda, servicios, educación, sanidad, vestimentas, etc. es una labor arduo difícil, casi quimérica, que solo será posible mediante un control social muy bien organizado. Con el concurso de todos. O se aplica el inhumano y salvaje: ¡sálvese quien pueda!.
                El futuro alimentario será, como proponen la FAO y Oxfam, según sus análisis de las reservas de alimentos y de futuras plantaciones, para cubrir las necesidades básicas, que cumplan con un exhaustivo control de estudios y reformas de las producciones agroalimentarias mundiales, con el objetivo de producir una agricultura en equilibrios alimentarios para toda la población. En otro término, el consumo de objetos de segunda necesidad vendrá por añadidura. Y en la perspectiva del tiempo venidero, ya no tendrán importancia ni la fuerza de ahora tienen, por la imposición del poder poblacional o la fuerza del pueblo llano, las dictaduras económicas de los mercados, bancos y demás sanguijuelas, que talan la vida y el porvenir de tantísimas gentes, que solo desean vivir los tres días de prestados, que en el planeta subsistimos eventualmente.

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